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OPINIÓN. Por Daniel Rosas

Un día más en la gran trama mexicana de realismo mágico. Con una taza de café en mano y un espíritu de resistencia que hace palidecer a Don Quijote, nos enfrentamos a la «mañanera» del presidente, esa particular sesión matutina donde se toman decisiones sobre la política del país, se da consejos sobre cómo cocinar frijoles y se refuta teorías de la conspiración interplanetarias.

En un sorpresivo gesto que parece más extraído de una batalla de relevo de la WWE que de una administración presidencial, nuestro intrépido líder anunció que Alejandro Encinas, el viejo guardián de la Secretaría de Gobernación, sería sustituido por Luisa María Alcalde, la actual Secretaria del Trabajo. A juzgar por la retórica, se podría pensar que Alcalde es la Wonder Woman de la política: abogada, legisladora, maestra de la conciliación salarial. Todo eso es cierto, sin duda, pero también es cierto que tiene unos zapatos gigantes que llenar. Y no, no estamos hablando de la talla del calzado de Encinas.

Luego, en una jugada digna de una dieta estricta, el presidente declaró que en México solo se usará maíz blanco para las tortillas. Este es un golpe para todos los amantes del maíz amarillo y, sobre todo, para el pobre maíz morado, que ahora se ve relegado a su papel en las tlayudas y las banderas LGBTQ+. Pero, ¿quién necesita diversidad de colores en sus tortillas cuando puedes tener una bonita uniformidad blanca y defender al mismo tiempo la producción nacional?

Ah, y por cierto, al parecer, no debemos odiar al cantante Francisco Céspedes. Lástima que la mayoría de nosotros apenas recordamos quién es él, y mucho menos por qué deberíamos odiarlo. Pero bueno, nunca viene mal un recordatorio para no desearle mal a nadie, especialmente cuando ese «alguien» acaba de desearle mal a nuestro valiente líder. Es cierto que, tal como dijo el presidente, “Ni perdón ni olvido, perdón sí, olvido no…” Aunque con todas las cosas que suceden, se nos podría perdonar que olvidemos algunas cosas.

Pero el punto culminante de este mañanero fue cuando se nos informó que los animales ahora serán considerados sujetos de derechos. En una sorprendente vuelta de tuerca, parece que todos los perros, gatos, cerdos y ratones ahora tendrán más derechos que los corruptos, lo cual, para ser honestos, no suena tan mal. Quizás incluso los burros dejen de ser la burla de los chistes.

Finalmente, en lo que solo podría describirse como un giro de telenovela de última hora, el Director del INAH, Diego Prieto, reveló que durante los trabajos de construcción en el tramo 7 del Tren Maya se encontró una escultura de una deidad de la muerte. Tal vez sea una advertencia cósmica, tal vez solo un truco para distraernos del rele

vo de la Secretaría de Gobernación. En cualquier caso, está claro que México nunca es aburrido.

Y así es como termina otra «mañanera», con el mismo caos cómico, la misma retórica surrealista y el mismo sentido de incredulidad que parece ser la nueva norma. Pero al menos nos queda algo de diversión en estos tiempos difíciles. Y tortillas de maíz blanco. Siempre habrá tortillas de maíz blanco.